Cómo crear una experiencia de check-in fluida
El proceso de check-in incluye desde tener una buena comunicación hasta ayudar a los huéspedes a sentirse a gusto y a instalarse en tu alojamiento. Te explicamos cómo crear un proceso de check-in fluido.
Define tu proceso de check-in
Accede a la guía para la llegada a tu alojamiento y establece un check-in sencillo y confiable.
Selecciona un horario de check-in. Ten en cuenta cuánto tiempo necesitas para preparar el alojamiento entre una estadía y otra. Muchos anfitriones prefieren que los huéspedes hagan el check-in por la tarde para poder limpiar todo antes de que empiece la estadía.
Escribe indicaciones claras para llegar a tu alojamiento. Incluye información útil si es difícil de encontrar o si no hay buena señal en la zona.
Selecciona un método de check-in. Muchos huéspedes prefieren la comodidad de la llegada autónoma, que les permite ingresar al alojamiento por su cuenta.
Entrega instrucciones para hacer el check-in. Una vez que hayas elegido un método de check-in y hayas agregado toda la información necesaria, como dónde se encuentra la caja de seguridad con llaves, puedes agregar instrucciones paso a paso con fotos en la misma sección.
Crea un manual de la casa y una guía. Comparte información importante sobre tu alojamiento, por ejemplo, indicaciones para conectarse al wifi y consejos sobre la zona, incluidos los restaurantes que más te gustan.
Los huéspedes pueden consultar las instrucciones para hacer el check-in en los detalles del viaje durante las 48 horas previas al inicio de la estadía, o con 24 horas de anticipación si cuentas con una política de cancelación flexible.
Considera la posibilidad de programar un mensaje uno o dos días antes del check-in. Te va a resultar muy útil para enviar las instrucciones para hacer el check-in a todos los huéspedes de la reservación y pedirles que se comuniquen contigo si tienen alguna pregunta.
Prepara tu alojamiento
La sensación que tienen los huéspedes al abrir la puerta del alojamiento es fundamental.
Asegúrate de que tu alojamiento esté impecable. Establece una rutina que incluya la limpieza de todas las superficies, pisos y telas, y revisa que no hayan quedado manchas, suciedad ni cabello.
Deja información importante al alcance de los huéspedes. Deja versiones impresas de la guía y el manual de la casa en un lugar visible del alojamiento.
Deja un regalo de bienvenida. Puede ser algo tan sencillo como una nota escrita a mano o alguna exquisitez típica de tu zona.
Ten un plan B para que los huéspedes accedan al alojamiento. Puedes guardar una llave de respaldo en la caja de seguridad con llaves cerca de la entrada por si el método de check-in principal no funciona.
Más allá de cómo decidas recibir a los huéspedes, tienen que poder comunicarse contigo o con un coanfitrión al momento del check-in para solucionar con rapidez cualquier problema que pueda surgir. Estar disponible cuando los huéspedes lleguen al alojamiento puede sentar una buena base para el resto de la estadía.
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